Rafael López-Ramos

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HEXAGRAMAS DE ORULA






Rafael López Ramos












DISCURSO EN LA CALZADA


Y a medida que me vuelvo más real
el soplo del pánico me purifica

Eliseo Diego


En la calzada más bien enorme del 10 de Octubre
suspiran las niñas
amortizadas entre el desconsuelo de los comercios
y el humo de las guaguas transilvanas.

Los viandantes andan la vía
y los estibadores de la vianda
adoran el café mezclado
en Marruecos
silban par de notas en las tazas de plástico
contemplando extasiados las troneras
del asfalto exquisito.

En la cabina espero tenso como un pítcher
los caballeros manosean sus collares de Changó
sudan polvo en el cartel lumínico
telex/fax EMTELCUBA telex/fax.
Suspiran las niñas sus recados para los novios españoles
solemnes como un pítcher arriesgado en la canícula.

Señoras con hijos en terceros países
avanzan varias millas sobre el mar de galilea
cortan el aire denso de la calzada
pero son amonestadas y caen de espaldas
al silencio correctivo de los asientos plásticos.

En la calzada más bien esquizoide
jefes municipales tramitan directivas
reemplazan con mapas el territorio
circunscripción de penitentes
posternados ante el helado de chocolate.

Si las cosas que uno quiere
se pudieran alcanzar

dice Saint Just cruzando la calzada
más bien republicana del 10 de octubre
infestada de ángeles, polvo tricolor y escarapelas.

En la calzada más bien siempre contigo
por el derecho de todo hombre a recibir lo suyo
y diseminarlo
me elevo a la iconosfera de la hegemonía.

1992



MIERCOLES DE DICIEMBRE

Labios de miel
arrastran mis dedos al precipicio
cortan en dos la noche de los teletipos.

El té negro del Soviet pule mi soledad

El té negro del Cáucaso pule mi soledad y en el mármol nadie posa elegante para la Historia
Ella ríe orinando un cascabel
imagina un proyecto de pasión
en estas calles del Vedado
siempre dispuestas a todo.
Se sabe que los cuerpos son
ciegas energías roceadas por la lluvia.
Tal vez podamos abarcar
la noche
que ya han cortado en dos los partes oficiales.

Maldigo esta adultez que crece en mí
y en la adultez crece el invierno de un año muy difícil
el aliento prematuro de los cancerberos
que harán sudar la palma de mis manos.
Ella me oculta detrás de sus helechos
último condotiero que pide el último en la cola
del cariño
edad recriminada
pura masticación de vidrio
en la que uno se amaestra o no.

En los labios de miel
de ese sexo
de esa edad
quiero echar a fajar la lengua cartesiana
con los litros de leche del plan quinquenal
el caleidoscopio de los omnibus urbanos
y las barbas que rigen todo mambo y horóscopo.

El cuerpo astral de un alcohólico se eleva
y un policía silba
suave murmullo de embeleso tropical
resplandor de una noche
que nada grande anunció.

1988






SMOKE ON THE WATER

Desembozado y ciego parpadeo frente a tanta tibieza.
Abres de par en par tu ambrosía furtiva
y desguazas mi pasado como quien echa un dado al agua.
Pude quedar varado en la neblina
ser el polvo mismo de los calabozos
bota adolescente donde el recluta duerme su castigo
capilla ardiente en la piel dos veces más joven
de las muchachas
doble como un príncipe
un trago de ron que brilla entre sus lunas
áspid de los parques
donde alzan sus faldas oscuras.

En medio del oleaje nauseabundo
traté de ser ventrílocuo de la virtud
pífano de signos ciudadanos que simula dormir
abrazado a tu cristal de Bohemia.
Soy un veterano con el rostro calcinado
por la utopía ajena y colectiva
sin tiempo
ni lugar
eres mi propia lengua que registra las sales
de tu piel
mi propia perdición
un guiño en los membretes de instituciones
que aún me convidan al divertimento.

Tú ladeaste el destino a algunas noches del año
el minarete donde nos vimos
más incógnitos y densos que la propia madrugada.
Hoy abandonas los hábitos gregarios
la luz de aquel decenio
donde el humo sobre el agua
era fuego en el cielo.

Pero sabemos que una sentencia puede
derrapar toda una vida en el gramófono
o destejer las sogas
mojadas
de la libertad.

1991




CONTRAPUNTO DEL AZUCAR, EL TABACO Y EL PETROLEO

Happy new year
padrino Francisco pregunta a Ifá
si llegarán las naves de ultramar.
Cuánto mar nos rodea Dios
abrazando los pies de otro cielo
tan azul como tu cielo.

Tu tio pone el arbolito
en los zaguanes de la Habana Vieja
y sus huella en la nieve
van por todo San Ignacio hasta Leonor Pérez.
Los creyentes enarbolan su carnet
que espanta dicen la desgracia
y padrino cultiva el consenso de las putas honradas
y los majos del puerto de Sevilla
que elevan su fandango por el alma colectiva.

Si la noche se cierra no veremos la luna
que se filtra en la dulzura de la caña.
Y Orula te dice que brotará petróleo
de la entrepierna
de nuestras mujeres
de la garganta
de los tenores en la ópera nacional
de las cepas de plátano
abonadas con polvo de porcelana Sevres.

Este es el sol del Tibet, de los Cárpatos, del Thames
el sol indiferente que deslumbra
a los curros atildados, traficantes de ozono
que ilumina la mesa de dominó en la esquina
de Cuba y Amargura
que brinda por el alma de la corte
y zarandea la cintura de las damas
que están buenas y elegantes como-Dios-manda.
Cada mañana los jets besan el aire
del mundo displicente.
Padre Varela ordena su almuerzo frugal
spaguettis con queso de la Federación rusa
enseña primero en pensar a nuevos suicidas
cuando su alma nos dice
happy new year, hermanos
y lleva al postal office su última carta a Elpidio.

Una vez más preguntará Francisco al manual de Rumiantsev
fecha de vencimiento, marejadas peligrosas
exceso de moneda en el cielo de la isla
mercado libre
¿Obrero? ¿Campesino? ¿Intelectual? ¿Lumpen?

1991






BATICAS DE PERCAL

¿y quién de vosotros podrá con afán
añadir a su estatura un codo?

San Lucas 12,25

Trámite sumario para iniciar las églogas
blúmer, bata de casa, cilleros, alfolíes.
No valen sedantes
cuando todos desbordan buen humor
meditan si salir o no salir de quicio.
La compañera entrena a su niña
vociferando contrapuntos corales
parsimoniosa ingesta de palmiche de abedul.

Dios viene cada mes a abrevar su potranca
pero nada puede aclarar las gargantas
los cristales en dedos y orejas
mil azotes de riñón desnuda / vestida
sillón de caoba a la horma del pie
que no te debe crecer más, mi china.

Un ángel vocinglero practica
el humo impracticable de los colegios
con nombres de muertos
su voz sacude el polvo de las fachadas viejas
del Cerro y Centro Habana
después la voz cayó en un pozo y las tripas se hicieron agua.

Mujeres afilan su navaja en baticas de percal
peinan y peinan las muñecas
repasando su infancia llena de troneras.
Considerad los cuervos que no tienen cillero ni alfolí
les duele el pelo a las muñecas que se orinan
en la cama y oyen la voz alcohólica del macho
que espera su nidal.
Considerad los lirios, cómo crecen.
¿Alguien se quiere pintar las uñas?

1991



HOTEL CALIFORNIA

Amé el temblor de las muchachas
en la atmósfera cundida de cetrería.
Giré despacio entre los bandos
evitando chamusquina de asteroides
en mi casaca de polyester.
Cada sábado nacía el colibrí
en el pecho de las novias de sábado
acordes bajos acordes agudos
retumbando en el tórax del alma desnuda
adolescente
en muros tapizados con recortes de perfúmenes soviéticos.

Todos alguna vez convalecimos oyendo la radio extranjera
desafío a la estática en las capas superiores
en cualquier esquina del erial.
Me enamoré de las baladas perniciosas
mandolinas de archivo
donde fumé escondido de profesoras y delegados.
Cada sábado los labios de las novias
pintan acordes rojos en mi cuello
reformadores del uniforme
rebasan los botones en el estuario de la cintura
que humedece un par de estrofas en inglés.

Algunos bailan para recordar
y otros compran una monja alcaloide
algunos bailan para olvidar
y las novias se acuestan en las majaguas del invierno.
Danaidas silenciosas, arrimen su cuerpo a la deriva
sigan los ritmos de la sangre
con la banda de Steve Miller.
Generación canora / tímida / liberal
resucita en mí esas grosellas hermenéuticas
desde el altoparlante.
Regresa a mis manos sus caderas
en caramillos, tambores y sintetizador.

1992



LAZOS DE SANGRE

Fue un rio borbollando en el cielo de Lyon.
Fámulas uncidas al carro bajo el avellano
meretrices decúbito supino halaron la mancuerna
invitadas a probar su inocencia.

Fricciónese con vino las manos
Maximilien
ateridas de sangre ajena.

Regocijo de las masas
bajo el mazo de oro
que les redime el cráneo inexacto
tendente a la angustia y a la germanía.
Comisarios del pueblo engalanado
estandartes de papel donde bordan
tierna filípica en nombre
del bien público.

Amor en las cuchillas inoxidables
amor en las agujas percutoras
entresijo en las entrañas de los cuerpos que aún respiran.

Josif friccióneme el rostro
infestado de silencio
sólo besamos madreselvas padrecitos del dolor
besamanos a la gloria tardía del otoño
friccióneme Josif con agua bendita
o hemoglobina de las fámulas
uncidas al proceso.

Sacerdote en duelo escayolado que guía el carromato
oficia la ordalía sobre la nieve ardiente
manigua boreal del club jacobino

-techo de guano guarda en vilo al politburó
el decano contempla su bárbara estepa.
Libación quinquenal y compromisos
moler un estimado de madrelvas en flor
para fecha de nuevo año lunar.
Charanga y decanato que forjan la misión
de los nuevos orfebres
relojería digital del sediento molino
que pide más y más.

Ahora sólo hay sudor de hielo en sus manos
enlazadas.
Fraternal lazo punzó en el cuello
de la Historia para la última foto
de familia.

1988




STAIRWAY TO HEAVEN

Con levedad detento el poder de las nubes
tercio aguinaldos al límite de los cúmulonimbos
si es de noche aprovecho el resplandor en las consignas
de algodón.
La gloria frota con ansiedad mi sexo
para tocar los límites
si es de día corta en harapos el alma colectiva
adivina el carnet de identidad o diferencia
donde flamea el corazón de mi mujer.
Yo detento el poder de los débiles de estómago
que navegan nerviosos en la greda
del cielo tropical
que deslizan un silbido secreto a los pocos
amigos de confianza.
Jamás me canso de mirar al cielo
sin intentar siquiera el deletreo de la gloria de los lemas
consignada en mayúsculas
chocolate fundido sobre el bronce
de las catacumbas.

Podría detentar el poder de los incrédulos
pero en el cielo se cuecen las habas de la Historia
ese algodón de azúcar donde caigo de bruces cada día
salpicado de estiércol por la caballería
de los turistas salecianos.
En la horfandad del siglo abrazo a la mujer
sintiendo que alguien pagó cuchillos
sobre la roca viva.
Ella está comprando escaleras al cielo
y aunque le vuelvan a entizar las alas
seguirá frecuentando a los apóstatas
que detentan el sutil poder de los gastronómicos.

1991



PRIMERA ENTREVISTA CON MI ESPOSA

Síntomas transparentes me presentan a mi esposa
muchacha incógnita en la guagua del jueves.
Entre el viento y los faros del desierto nos entrevemos
para consumar la acrobacia
sobrevolando la cifra de una historia en común
sin tocarnos los dedos sin besos de pasión
que más hondo es el destino en las palabras
de simpatía.
Mujeres mil de esta ciudad he aquí la mía
asustada bajo los astros del sábado.
en ella reposaré algún día el linimento del oficio común.

En las uñas cortas descubro a la esposa
en su rostro sin afeites la sospecho iluminando
el hollín de los pueblos del Sur de la provincia
reclamando las campanas perdidas.
Nadie sabe si viviremos juntos
en una choza de pino y abedul
sin decir falso testimonio
como ascuas o faros atravesando el viento.

Es sábado en las luces de neón
en el aliento de las parejas que negocian su placer
en las hordas que buscan diversión
en la voz de mujer que sabe aconsejar
y tiembla en la masa de aire continental.

Las mujeres de otras tierras no me esperan
aquí la mía comparte la estadística
en los astros del sábado.

1992


A UNA ESTATUILLA DE NEFERTITI QUE PAVEL TIENE EN SU CASA

No quiero que las larvas devoren sus ojos de alabastro
mientras cantamos nuestro alcohol
si veo circular la sangre transparente de su cuello
y estoy pálido y tenso
-más que su rostro calcinado por la arena.

Soy un sorbo de alcohol en sus labios de alabastro.

En la carretera al Valle de los Reyes
me detuve a orinar sobre un bosque de piedra.
Hoy sus ojos destellan y las luces del Vedado
vuelven a ser un río de alabastro
y su aliento un grillete en torno a mis riñones.
Ninguna dinastía me va a circuncidar
si sus huesos bañados de alquitrán
me abandonan en la arena
final
del siglo XX.

1987


¿HAY ALGUNA MUJER PENSANDO EN MI?

Secretamente alguien entrena los mandobles de la suerte.
Los capiteles dóricos se me desploman
en la dulzura pútrida del clima
contento y tropical.
El aire de mi cuarto segrega cataclismos
calificaciones excelentes de academia en flor
que una mujer me dibujó, sentada frente a frente.
Un principe aspirando el color de su cabello
balcón de la cancillería
donde meció sus faldas estampadas de sol
oración desaforada de manos penitentes
que desnudaron su resplandor
su leche condensada.

Cuerpo de Cataluña, supiste sonreír y entristecer
con elegancia.
En el confesionario de mi angustia infantil
penetré alguna vez
carente de prestigio, agonizando en la humedad.
Ignoro en qué momento organizamos el ritual
bajo los reflectores metafísicos de nuestro teatro.
Todos soñamos algun día que volamos sobre extrañas ciudades
o en un salón de operaciones.

Hoy su cuerpo es el cuerpo social de la nación
y allí peregrinan los cubanos
a pagar promesas a San Lázaro.
Está más inocente la voz de esa mujer que ya no piensa en mí
creo que nunca fuimos presentados
ni declarados marido y mujer
abogados manoseando el sexo de la jurisprudencia.
Sólo sé que nos bañamos en jenjibre
y sostuvimos entrevistas en la alta madrugada
envueltos en túnicas de hilo.
Entonces escuché los discos de John Lennon
y la jauría se posesionó.

Ahora cuando aborda el aeroplano
Ulises se vuelve a preguntar
¿Hay alguna mujer pensando en mí?

1992




LA REDUNDANTE HISTORIA DE POPELKO Y HUCKLEBERRY FINN

Ella jamás fue sorprendida por las campanadas.
Se meció en el granizo y el humo de las calles
intentando ver siempre más allá de los carteles
y postigos herrumbrosos.
La verdad es un mito labrado sobre el agua
corneta de oro metafísico en la noche
custodiada de ratas personales.
Popelko astuta y dulce enloqueció al inquisidor
le hizo vomitar su demonio
sobre la alfombra de la estancia roja.
Ella rumiaba su amor bajo la mesa
sentía en la punta de los dedos
un aire medieval de vidrios rotos.
Mañana Huck coincidirá con ella en otra historia
-danza desnuda con la lluvia
alienta en cada poro su verdad-
es dificil descifrar las contraseñas
porque ella odia el metal de las campanas
y el ya vió hundir su balsa muchas veces.
Entonces vuelven a oficiar la ceremonia
dan vueltas y vueltas y vueltas en el aire
abrazando la noche
y las verjas ladran en sus pechos
cuando sellan el pacto.

1988



BREVE RESEÑA DE LOS AMANTES

En la tiniebla de los portales
y los night clubs
les sobra un brazo a los amantes.
Con una sola mano pueden abarcar
todo lo oculto o visible de sus vidas.

Se van reconociendo entre la gente
y los edificios estatales
cuando nada les importa
y una luz gira azul en sus cuerpos.
Les sobra un brazo
como aretes y relojes extraviados
parpadean aturdidos en su propia belleza.
Hacen sonar el hielo en los vasos de plata repujada
y este sonido inaugura el misterio
donde cierran los ojos.

Son hojas de almendro que deslizan sus labios
entre linternas que vienen y van.

El decide pasar toda la vida contemplando aquel cuerpo
porque la sábana de posada es un lienzo de Monet.
Si abre las piernas morirá refugiado en tierra ajena
el ser y la conciencia se adentran en la gloria
mordiendo su disfraz de biología
órganos del cuerpo enuncian intrincado discurso de emoción
órganos del alma besan instrumentos palmarios del cielo
suceden transacciones y embajadas
pero los amantes codifican toda la política del universo
en el signo de su éxtasis de jade
en el jadeo que les nubla las pupilas.

1987

CAMPAMENTO ULTRAMARINO

Tengo mi atalaya entre los riscos
donde cultivamos arbustos dos veces más nutritivos.
Aquí sopla un viento calcinado
que sólo nosotros podemos respirar.
Pónganse en fila los voluntarios con su día de haber
quiero palpar sus torsos condecorados
ante los flashes curiosos de la gente pálida.
Les prometí un cielo más allá de las colinas
incluso más allá de las huellas del becerro
que circunvala nuestras aguas.
Saludables corderos hacienda de mi raza
nadie puede sitiar nuestro castillo entre las dunas
jamás olviden toda esta gloria rumiada bajo el sol.
Día y noche vigilo las aleaciones del viento
que amenazan dispersar mi rebaño.
Tras el parapeto del mar concordamos nuestra verdad
punto hipnoide en el cielo
que repetimos de día y de noche
celebrando la unidad detrás de las murallas.
Sobre el piso de mármol retumban mis botas cansadas
y echo mis huestes al desfiladero
de los apóstatas que descosen la verdad
ya morderán el verano del azogue
el cuje cenital entre las lluvias ácidas.
Todo lo observan mis ojos de buey
en lo alto de las casamatas
no hay informes a medias bajo las palmeras
todos hierven sus ropas y se persignan
ante sus vecinos de barraca.
Parten su nuez gregaria bajo los ojos de buey
los que esten conformes
que aplaudan
los tristes que lo expresen levantando la mano
acarreen barriles de agua para
limpiar los petalos el barro
y los coagulos del piso.

1992




LEYENDA COCIDA CON CARBON

Se cuenta que la diosa regreso a su lugar
con la luz que nos cego a los montaneses y ami
que un dia quise tocar su fuego.
Ella vive en el instante de la representacion
triste y despierta
su luna timida se deja ver
como un satelite en cuarto creciente.
En el minuto de nuestro numero
prende un alfiler a mi barba
los histriones sonrien palmeandome el hombro
y desdoblo las sabanas, las cruces de madera de la fabula
sabiendo que jamas rozare la punta de sus dedos.
Convencido estaras para nadie se desnuda
para nadie silban sus ojos aquel silencio.
Alguna noche su vientre ha de parir estrellas fieras
pero hoy mi rostro se bana en su luz.
Vivieremos siempre en esta historia
como heroes con las manos manchadas de limon
buceando las pozas las piedras rizadas.
Encendemos la lena para el te
ella lo sorbe sin azucar y poda sus helechos
borra los signos del maquillaje ultimo
y sobrevuela la palidez de la montana
almacigos de su luna llena.

1988













H E X A G R A M A S en prosa


















ECUACIONES DE LA HISTORIA


Nadie ha podido explicarme el verdadero origen de su nombre: ruso, hebreo, céltico. Hace algunas semanas que despierto en plena madrugada sólo para leer otra vez ese nombre envuelto en mis ojos como una gasa de hilo dorado que lleva mis párpados a la deriva. Cuando la abrazo soy un hombre con el alma surcada de cicatrices pálidas y antiguas, sólo puedo verter en el cuenco de sus manos parte del fuego atávico que me fue encomendado.
Yo soy un indecible, un proscrito, rehén de la pasión pública y sé que el tiempo marca mi vida como el tema central de una salmodia. Algunos pudieron confundirse ante la danza tibia de sus borceguíes. Hoy sé que ella es también esclava del tiempo y vierte todo el vino de su municipio en la veloz clepsidra que le marca las horas. Hemos venido a pararnos frente a frente para saber si realmente existe el mundo más allá de los océanos, si la cenefa que atraviesa nuestros cuerpos no es más que un cablegrama arrojado al agua salada por los teletipos que narran paso a paso las guerras médicas como una novela por entregas.
Somos simples ecuaciones de la Historia que termina: para no morir nos besamos los hombros desnudos de su ropaje céfiro. Para vivir aún nos palpamos las manos ante los astros que nos observan severamente; sólo así pudimos erigir este rincón en medio de la estepa bárbara, abrigar la cifra imposible en que discurre la pasión como un corderillo. Pero aún nuestros cuerpos son los instrumentos de la culpa, del castigo, del placer. El espiritu es un signo abstracto que recobramos cada noche ante los candelabros. La sombra de nuestra conciencia tiembla feliz en los muros de adobe.
Ella separa las piernas y el sonido de un clavicordio irrumpe en mi torax para hacerme recobrar la libertad ahogada en la legión disciplinaria, en los húsares de porcelana, en los estanques podridos de la Historia doméstica.

1991




EJERCICIOS DE IMAGINACION


El alma es un aposento neoclásico.
Las molduras del techo atisban al visitante (único mueble de la habitación) quien porta su silencio como si fuera una pancarta.
Al fondo de la estancia, muro de contención al vacío existencial, donde podriamos caer convertidos en manzana con el nombre de Newton tatuado en el pecho. Une y separa los espacios. Allá existe el aire, aquí ella se concentra y él ordena los sístoles y diástoles del cuerpo teatral.

El es el instructor y ella el caballo. El es Cristo y ella los discípulos. El es guía de pioneros, ella el destacamento de exploradores. La actriz envuelve su arquitectura con un mallot rojo y negro. A veces se desliza cubriendo el rostro pálido del muro, balancea la sombra en un trapecio y recorta su piel de sienna sobre el muro nevado de lechada.

En las afueras del convento discurren verdugos, salteadores de camino, meretrices, príncipes del poder; pero él y ella son taumaturgos del espíritu torcido y saben del riesgo que afronta el redentor -salivazo del claustro silencioso, clavo metafísico en la carne del pensamiento.

Afuera transcurren pasiones bajas y medianas, como una especie de ataraxia social.

Ella las conjura trotando sobre los jazmines que cubren la tarima. El se ajusta los lentes con el dedo, ateniéndose a la estricta verdad de sus vidrios. Son seres ecológicos conciencias urticantes que la gente interpreta como un caligrama, una canción fuera de moda, una letra del Tablero de Orula, una patología, o las notas del himno nacional.

Cuando sale el visitante se tropieza a una iyawo que observa agudamente a través de los muros calcáreos: Intrigada contempla a dos personas extrañas que ejercitan los musculos de la imaginacion.

1990





HEXAGRAMA
(WEI CHI)


Cada día los novios reinventan la pasión. Ese metal que apenas comienza a enmohecer en sus manos solitarias alguien viene a pulir con un trozo cualquiera de terciopelo negro. Y saben iniciarse cada vez como si nunca hubiesen rozado un labio volcánico y vuelven una y otra vez a estrenar su candidez adolescente.

Salen del cuarto. La madrugada los proteje más que sus abrigos de lana coreana, y conjuran al viento que pretende helarles los labios en pleno beso mientras esperan para iniciar su viaje en las hechizadas guaguas en horario de confronta, que nunca dan la hora.

Sus manos enlazadas interrogan todo el tiempo al futuro, aunque aparenten darle el mismo crédito que a un mito, un perro muerto, un oportunista. La casa de ella es un invernadero donde él la deposita como una planta exótica que ha de ser protegida de los malos ojos (la casa de toda hembra tiene algo de templo tibetano donde uno inhala vapores sacros la primera vez, para tener después la alternativa de convertirse o no al Budismo.

Ella queda con la espalda contra la puerta, apuntalando el peso insoportable de su felicidad, con la mirada fija en un futuro jeroglífico, que sigue sometido a interrogatorio. El regresa despacio, hollando el silencio peligroso de las calles, acorazado por el aliento de esa mujer que le ha convertido los labios en un espejo y lo hace invulnerable a policías y ladrones.

Vierte su orine enamorado sobre una acera de la ciudad en crisis de fe. Algún obrero estira ya sus piernas, pedaleando las calles de Beijing entre los vapores de café. Alguien dibuja cruces blancas en las suelas de los zapatos y da tres golpes con los nudillos en el piso, tocando a las puertas del cielo. Pero casi todos duermen en el lejano sonido de las guaguas que suben la Calzada de Jesús del Monte.

Cuando llega a su cuarto la lámpara eléctrica le muestra un arete extraviado sobre el piso. En esa joya antigua puede seguir durmiendo con ella un poco más o descifrar un hexagrama que le anuncie cómo podrá recuperar el aliento de esa mujer al día siguiente, que es ese mismo aún sin luz.

1991




NUPCIAS DEL RESURRECTO

Duermo soñando, sueño dormido con mis hijos. Son venablos de luz o carboncitos en los ojos de una serpiente Coatlicue de nieve. La niña de rosado va sentada en mis piernas de cartón-piedra, bañándome de helado Coppelia, me hace sentir vestido como mi padre en los años sesenta. Pero no soy buen atlante para asuntos de familia, propiedad privada o estado; no obstante, me inunda el éxtasis entusiasmado de su batica de algodón -"el de guinguita rojo" le llama su mamá, útero sin nombre que va pariendo cada neurona donde sueño que soy un papá.
El chofer del ómnibus silba su guaracha y escupe vidrio molido al rostro de los pasajeros. Ese es el bautismo. Los niños van alebrestados sobre los asientos, ignorando mi suicidio. Todos besan el puñado de tierra negra que cubre mis ojos como un quinteto de cuerdas y una jurista adolescente tiene granos de tierra quemandole los labios y se desnuda el pecho (en un bolsillo de mi muerte guardo una foto de su sexo orlado de margaritas) su tristeza abre las piernas sobre la fosa y se masturba lentamente, entonando mi himno preferido. Todos beben tragos envueltos en servilletas de papel y pulen distraídos sus alas de bronce.
El rito eufórico prosigue cuando llega el anciano a propinar con su azadón el golpe de gracia. Espero inmóvil que golpee con furor mi pecho, entonces sonrío y la jurista adolescente lanza la gorra del anciano, recoge el azadón y limpia la sangre en su túnica amarilla. El huye persignándose bajo los astros de neón rumbo a la limosina negra.
Sólo entonces irrumpen las balalaikas y doce ujieres apisonan la tierra con botas de piel de cerdo. Los senos de la jurista adolescente brillan como la luna y se agitan felices cuando aspira el olor a tierra de cementerio -que está cubierta de serpentinas, condones y vasos de cartón persa. Ella se arrodilla otra vez en actitud eferente y ordeña sus pechos, blanqueando la tierra de la fosa. Su leche me llega al pecho herido y reconozco el sabor a algas del Mediterráneo. Mi conciencia empieza a elevarse, se vuelve por última vez a contemplar mi rostro y llega junto a la jurista adolescente, que me besa como se besa a los ahogados en agua dulce. Un altavoz difunde el Oratorio El Mesías, hasta que la voz del locutor asmático cubre la música, anunciando que esto es todo por hoy. Invita a desalojar el recinto, donde a las diez A.M. se celebrarán las nupcias del resurrecto y la jurista adolescente. De una rastra ya comienzan a bajar las liras y bongóes de la orquesta.

1989





MANOS DE HIELO


Ella es una amazona enloquecida y ha oído decir que soy un buen muchacho.

Descubre en mis ojos una inocencia sospechosa que pudiera resultar de mal gusto y estropear el alma más sabia; pero también descubre mis manos de mármol y decide perdonarme la vida y hacer de mí su esclavo preferido.

Se que soy un hombre sin edad y decido ajustarme al destino que mis manos de hielo me regalan. Doy consuelo a los senos incandescentes de la matrona, mientras me muestra las estatuas perversas que se ha hecho erigir en el jardín. Desnuda con un cisne entre la piernas, desnuda entre tazas de porcelana, desnuda empuñando una daga fálica, desnuda y pensativa -sus ideas tan graves que llegan a cubrir su desnudez. Cada vez que giramos sobre una estatua, sus senos reclaman mi caricia de bronce gélido.

Confiesa que ha pasado por su pecho la nieve de todas las montañas de Europa, los cuerpos de todos los soldados caídos en misiones extranjeras, los vasos de todos los cocteles que le han sido brindados en recepciones oficiales. Explica que mis manos de ozono son su último recurso, que merezco morir si resulto incapaz de ser feliz en esa noble esclavitud: nací para prestar mis mejores servicios a esta mujer que es casi una patria y me contempla orgullosa a través de sus pestañas, negras de falso amor.

Así, debo olvidar las pasiones que me dictó alguna vez la Conciencia Histórica y releer la frase "la vida es un desierto", tatuada en mi frente por la última dama con quien entablé negociaciones.

Esta noche, en el portal de sus estatuas desnudas, he descubierto que la existencia de una amazona enloquecida siempre dependerá de un buen muchacho como yo, que sólo cuenta con el patrimonio de sus manos, mortalmente frías.

1991


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